Mucha gente piensa que los asados no tienen mayor truco que encender el horno y meterlos allí, nada mas alejado de la realidad. Hay mucha diferencia entre comer un cordero crujiente y jugoso a comer uno que no lo esté, aquí van algunos sencillos consejos para que el cordero os quede en su punto.
– Hay que asarlo a 180º, entre 30-45 minutos por cada lado según el tamaño. Si lo asamos a una temperatura muy alta los jugos se evaporan rápidamente y al final queda seco.
– Es aconsejable añadir sidra o vino blanco, agua y sal. La cantidad depende del tamaño, para estas patitas yo he utilizado medio de vino blanco y medio de agua. Además de la sal he añadido tomillo y romero que le da muy buen sabor.
– No se debe añadir ningún tipo de grasa como aceite, ya que el cordero soltará sus propios jugos y se irán quedando en el líquido formando la salsa. Esta salsa se debe coger con una cuchara y cada veinte minutos echar por encima para que hidrate la carne. La última media hora no volquéis mas salsa y la piel quedará crujiente.
A mi me gusta echarle unas patatas cortadas en cuadrados y unos ajitos sin pelar mas o menos una hora antes de tener el cordero listo. Para quienes no lo sepan, la piel de los ajos se deja porque así se harán por dentro y es menos probable que se quemen.
Cada maestrillo tiene su librillo, si tenéis mas trucos que queráis compartir con nosotros no dudéis en escribirlos.